Que no se debe hablar en la mesa

Todo el planeta sabe que las prácticas cambian con los tiempos, pero los buenos modales quedan para toda la existencia. Entendemos lo satisfactorio que es tratar con personas que tienen un accionar delicioso, lleno de pequeños movimientos y expresiones, con los que prueban cuenta y respeto por el resto. Y todos entendemos que esos modales tienen su origen en la vivienda. Un sabio ha dicho enseña a los pequeños y no deberás castigar a los hombres. Además de esto, la primera impresión es lo que cuenta y si nos encontramos sentados a la mesa, la educación y el entender estar asimismo son escenciales.

Siempre y en todo momento se dijo que la educación, la cortesía y las buenas formas abren puertas tanto a nivel profesional como personal. Actuar adecuadamente y educadamente en la mesa es prácticamente tan esencial como comprender charlar o redactar. Todos, desde que se sientan a la mesa y extienden su servilleta, empiezan a enseñar sus modales.

Fútbol

Si en la familia hay apasionados de equipos oponentes, es mala iniciativa charlar de ese deporte, o de esos equipos. En algún momento, los llenes de un preciso aparato charlarán mucho más con el corazón que con la cabeza; conque no es una gran idea tocar este tema. No merece la pena pasar por prominente una discusión inminente.

Una comida o cena familiar ha de ser un instante de relax. Si entramos en los datos de ciertas desgracias como patologías, operaciones, accidentes y catástrofes, indudablemente van a ser “un mal trago” para un instante tan bonito como el que nos encontramos atravesando. Si alguien en la mesa reitera que sacar el tema, puedes desviar la charla.

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Temas recurrentes que no se tienen que tocar en torno a una mesa

  • No charles de ti o de vivencias privadas.
  • Temas tabú. Existen algunos temas de charla que no es conveniente emprender en un primer contacto sin confiar en los interlocutores. La religión, el dinero, la política, el fútbol, ​​hay apasionados que no aceptan charlar de su aparato… ni resulta conveniente recurrir a las gracietas.

    Las gracietas de mal gusto tienen la posibilidad de herir la sensibilidad del resto de convidados, y tienen la posibilidad de producir tensión en el ámbito.
  • Crea comentarios en la charla. Coloca interés y presta atención a eso que tienen otros comensales.
  • Si somos los convidados de un almuerzo o cena, es preferible que no seamos nosotros quienes iniciemos la charla, es preferible que lo hagan los anfitriones u otros convidados.
  • La participación o aporte que demos a la charla ha de ser corto y moderada.
  • Es educado sumarse a la charla, aun si no es un tema que dominemos o gozemos.
  • Debemos llevar a cabo aportaciones edificantes, olvidándonos de las críticas. Si nos observamos obligados a llevar a cabo un juicio crítico, lo vamos a hacer con tranquilidad, siempre y en todo momento con felicidad.
  • Dicen pecado, pero no el pecador, en el momento en que charlamos por boca de otros, jamás afirmemos el nombre de quien nos contó esa historia.
  • Debemos respetar todas y cada una de las críticas y respetarlas si bien no pensemos del mismo modo. Siempre y en todo momento se puede decir que no comparto la opinión pero la respeto.
  • No interrumpas a quien habla, siempre y en todo momento deja que concluya su crónica.
  • Lenguaje no verbal, atención a los movimientos involuntarios que frecuentemente dicen mucho más que las expresiones.
  • Póngase cada día antes del acontecimiento. Centra la charla en el presente, que es una fuente insaciable de ideas. Para sostener la charla cómoda, es preferible regentar la charla hacia un tema neutral y de actualidad. Pero recuerda, no es política.

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