Colombia tiene una gran gastronomía merced a sus distintas etnias. La geografía del país provoca que cada zona cultive sus modelos y sea la vivienda de muchas especies de flora y fauna, especificaciones que han tolerado a lo largo de años a las chefs habituales jugar con la comida que cocinan en sus ollas. No obstante, varios de ellos están en la lista roja. Quizás por este motivo es requisito preguntarse: ¿vale la pena preservar una tradición culinaria o la presencia de una clase?
Los piensos, un reto de futuro
Frente este ritmo de desarrollo de la producción y el consumo, los productores se combaten a un reto como insumos (maíz amarillo, soja y torta de soja) acrecentar el número de animales precisos para agradar la demanda nacional que más adelante no se generen en el país. Colombia importa en la actualidad en torno a 5,7 millones de toneladas métricas de maíz y en torno a 1,5 millones de toneladas métricas de harina de soja, ligadas en buena medida a la activa de la avicultura y, en menor medida, la porcicultura. Fenavi asimismo cree que “de concretarse la inclinación alcista en el consumo de pollo y huevo en los próximos nueve años, se requerirán 1,18 millones de toneladas de maíz amarillo y 487 mil toneladas de harina de soja”.
A lo previo se aúnan los efectos del Covid-19, la dificultosa situación geopolítica en Europa del Este y la volatilidad de los mercados globales como fuentes de fragilidad para una industria que mostró un óptimo desempeño en el ámbito agrícola nacional. Dados estos peligros, Fenavi mencionó que es esencial valorar la factibilidad de llevar a cabo una política prudente de substitución de importaciones de granos que no implique un cese brusco de las importaciones a corto plazo, contribuya a la reducción de la pobreza al hacer más simple el ingreso a la proteína de forma mucho más económica y sostenga los costos. competitivo con los distribuidores extranjeros.
¿Qué son los pepeaderos?
La Amazonía se ve poderosamente perjudicada por fuertes periodos de lluvias que anegan amplias áreas de selva. Estos pulsos de inundación cambian el paisaje dramáticamente en todo el año, con diferencias en el nivel del agua de hasta 15 metros en vertical y cientos de km en horizontal. Las plantas, los animales y los humanos tienen que amoldarse a estos cambios.
En la situacion de la primera, ciertas especies continúan bajo el agua hasta tres meses. Otros se acompasan de manera perfecta con los pulsos de la crecida y en el momento en que alcanzan su nivel mucho más prominente sueltan toneladas de semillas que se desperdigan en el agua y sirven de alimento a muchas especies de peces. Ciertos estudiosos estiman que una hectárea de bosque inundable en la Amazonía puede ocasionar hasta 20 toneladas de semillas, de las que cerca del 60% son consumidas por los peces, que en general consumen solo la parte sustanciosa de la semilla y después sueltan la parte fértil. admitiendo que algunas especies de árboles colonicen otras áreas que de otra manera sería irrealizable.
Y sucede que para él, más allá de que Colombia es dispar en la concentración de la riqueza, asimismo es una zona “pluricultural y diversa” donde el aprovechamiento de los elementos que nos cubren puede para representar ocasión.
No obstante, para lograr apresar de manera sostenible, sin peligro de perjudicar a ciertas especies que son atacables y que habitualmente son las mucho más deseables, debe existir un control en el que no todas y cada una logren ser cazadas en exactamente la misma proporción, pero han de ser esos que tengan hábitos sociales, reproducción rápida, cuidados parentales cortos, que no sean tan longevos y que su población no sea baja”, resaltó López.