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Banquetes, asambleas, bodas, cumpleaños, comidas familiares, fiestas, asambleas con amigos… la lista sería interminable, por el hecho de que toda celebración o acontecimiento particular es correspondiente para descorchar una botella de buen vino y realizar un brindis.
Qué decir en un brindis según la ocasión
La comida de Navidad es el más destacable instante para agradecer por estar cubierto de la gente mucho más esenciales para ti y querer unas contentos fiestas a todos y cada uno de los presentes y próximos al mundo entero.
La Nochebuena se acostumbra ofrecer antes y tras la cena, pero más que nada en el momento del postre y tras la cena con polvorones.
Brindis en el que el cielo, el infierno, la buena suerte, la amistad están muy presentes, en ocasiones aun usando nuestra Biblia
Ofrecer un trago fuerte a alguien que está a puntito de fallecer y asistir a los que tienen un corazón triste Que tome y olvide su pobreza y olvide su pobreza- (Proverbios 31:6-7). Click para twittear Que la yerba en tu sendero al infierno se expanda extendida por tu falta de pisoteo Click para twittear O sea para esos que nos quieren lo destacado, otros se marchan al infierno Click para twittear No hay cerveza del cielo de ahí que tomamos la nuestra aquí Click para twittear Que haya mucho más instantes buenos que pésimos Clic to Mensaje de Twitter Que la mala suerte te persiga por el resto de tu vida pero jamás te atrape Clic to il Mensaje de Twitter Que vivas todos y cada uno de los días de tu vida Clic to mensaje de Twitter
En numerosos países occidentales, desde los Países Bajos hasta Bulgaria, es práctica mirarse a los ojos al ofrecer. Y hay un protocolo de brindis que normalmente se prosigue en numerosos países. Es sencillísimo:
¡Salud!
Antes de empezar tu alegato es requisito llamar la atención de los convidados y del público generalmente, procura algo pegadizo, como una oración esencial que los persuada de escucharte. Puede comunicar una historia de fondo, una anécdota o una historia corta relacionada con la persona a la que se honra o el acontecimiento que se festeja; Al desarrollar un brindis corporativo, sea sincero y lleve a cabo que su alegato sea positivo, motivador, emotivo y elocuente.
Para finalizar, solicita un deseo de prosperidad, amor, alegría o felicidad y agradece al público ahora la persona a la que va dirigido el brindis. Solicite a todos y cada uno de los convidados que se asocien a sus deseos, levanten su copa y tomen una copa.
¿De dónde viene el acto de ofrecer?
El origen del acto de ofrecer es tan viejo que es bien difícil hallar pruebas reportajes que nos refieran con rigor a su origen. En este sentido, la mitología de la Vieja Grecia es una fuente insaciable de imaginación en el momento de argumentar de las formas mucho más distintas cualquier situación de la vida diaria. Según él, Dionisio, el dios heleno de la vendimia y el vino, invitó una vez a los dioses olímpicos y los sentidos (gusto, olfato, vista, tacto y oído) a un banquete. En este banquete se sirvió un vino que logró las exquisiteces de los ayudantes, singularmente los sentidos del gusto, olfato, vista y tacto, que en el instante se sintieron seducidos por los bienestares del vino. No obstante, el sentido del oído parecía estar un tanto gruñón por no poder gozar como el resto de los sentidos. Para solucionarlo, Dionisio ha propuesto detallar la práctica de ofrecer toda vez que se tomaba vino, a fin de que el oído pudiese gozar del sonido producido por el choque de las copas. Según la mitología griega, Dionisio ha propuesto ofrecer toda vez que se tomaba vino, a fin de que el sentido de oído podía gozar del sonido producido por el choque de vidrios.
Alén de la mitología, es verdad que ciertos historiadores han reconocido el origen del acto de ofrecer en las viejas civilizaciones griega y romana. Según la Encyclopædia Britannica, tanto los helenos como los romanos practicaban libaciones a lo largo de sus comidas. Estas libaciones consistían en rituales en los que los competidores vertían líquido sagrado como ofrenda a los dioses y los fallecidos. Lo hicieron tanto para darle las gracias para soliciar su intercesión en ciertos temas de su interés. Parece ser, de este origen sacrificial del brindis a los dioses y a los fallecidos, el brindis asimismo se empleaba para soliciar por la salud de los vivos, entre las necesidades mucho más comunes que se hacía a los dioses. Y desde ahí, la acción del brindis perdería esa carga religiosa hasta desembocar en el brindis de hoy, acompañado de los comunes «¡Salud!»